domingo, 11 de mayo de 2008

Tercera visión

CLEOPATRA VII:ISIS REENCARNADA(3)
En esta última evocación de Cleopatra VII a los ojos de Calpurnia Caesaris ("El sueño de Calpurnia" de Michelle Angela Valeria: Sevilla,2006) somos testigos de una especie de ensoñación, visión sibilina o traslación astral de la esposa de César hacia el cortejo naútico de Claeopatra a través del Nilo y de cómo es testigo de la unión de la reina egipcia con el descendiente de Venus, el Gran Romano.
De pronto, algo parecía vibrar dentro de este flujo que era mi ser casi tembloroso... Sabía que me era casi imposible ver pero sí creí percibir algo casi visualmente... algo que se aproximaba entre ese fluir ondulante... ¿Quizás pudiera ser la barca de Caronte? Sabía que me recordaba a una especie de nave.... Mas no desprendía aquella fuerza sutilmente etérea, ultraterrena, siniestra, que se hubiera esperado de ella... Se dibujaba entre mis percepciones como una realidad ¿sólida?... majestuosa.... incluso deslumbradora... Las velas pudieran ser inmensos tapices de púrpura y oro... los mástiles, marfil y criselefantino... Quien sabe si, a fin de cuentas, mi ser desencarnado por fin hubiera dccidido dejar aquel ¿lugar indefinido?para regresar al cuerpo inesrte que ahora estaría sufriendo el acostmbrado sueño inquieto de los enfermos.... Sin embargo, aquella visión pintoresca de oro , marfil y púrpura estaba absurdamente teñida de una zozobra que infestaba mis latidos.... porque yo era consciente de que no era una simple ensoñación cuanto acaecía allí dentro.... Aquel estremecimiento carnal. jadeante y húmedo se había apoderado de mi capacidad de sentir , que aún se mantenía intacta... No, ninguna diosa fértil encarnada regía aquel resplandor exultante de sangre fecunda... Mas bien la desmesurada astucia de una serpiente desmesuradamente intensa, como la de una gran cobra sagrada o Apofis, la mágica serpiente egipcia... nutriéndose de la semilla sagrada del otro lado del mundo, la que procede de la otra faz de la Diosa, la de la Belleza Fërtil y la sensualidad, ahora encarnada en su hijo predilecto, el futuro Rey Romano que ahora desposa a la Depositaria de la Fuerza Fértil y Divina, reina del gran río que, a su vez, fecunda sus dominios... Aquello cada vez más tangible, como aquellos pezones oscuros acariciados por las manos cuyos surcos, venas , largos dedos eran tan míos como los de mi propio cuerpo (...) Un aliento seco, implacable, se filtró a través de mi ser desencarnado, una especie de ira impasible que supe que debía utilizar en ese momento(...) De pronto , supe que debía concentrarme allí donde, aunque estéril y brumoso, aquel brote fértil y maternal , quizás petrificado en el abismo que era yo misma.(...) De pronto, momentáneamente, creí recuperar mi propia carnalidad¿Qué era si no, aquel fluir ardiente que procedía de mis entrañas, allí de donde debía haber salido tu heredero y que me hacía fluir aceleradamente hacia aquella mirada azul y plata , ultraterrena, que escudriñaba mi vientre , como si intentando fecundarlo, poseerlo del único modo que le era asequible?¿Acaso no era realmente sólida aquella virilidad vigorosa que corría por mi cuerpo? ¿No era aquella tu mirada entre azul y gris, extática, casi confundida al encontrarme allí? No, aquellos pechos oscuros y diminutos no eran los míos ni aquella voz, tan pronto aullido grave como risa infantil, casi calculadamente musical, extenuada por el deseo... que sí era mío(...) No, no, madre, no dejes que fructifique lo que estan gestando... Madre .diosa, señora.... No permitas que la diosa se reencarne en ella... Sería un sacrilegio... No consientas que ninguno de los tres lleve a cabo lo que se está engendrando aquí mismo ... no.... Sería un sacrilegio...
Tus ojos parecieron espantados ¿Acaso habrían reconocido a otra fuerza viviente en aquella mirada que se cruzaba con la tuya? ¿Quizás aquel rostro de la Divina Madre que los romanos no veneran, la arpía portadora de la muerte y dominadora de los subterráneo? ¿Te estabas enfrentando a Ella, a mí misma , recién descubierta, o a aquella pequeña cosa carnal cuya naturaleza oculta ahora empezabas a vislumbrar? Fue entonces cuando un escalofrío intangible comenzó a circular por mi ser , el cual ya comenzaba a calibrar aquello que yo misma había desencadenado... Podía apreciar aquel centellear helado que comenzaba a velarte los ojos... Dioses ¿era esto a lo que se me había destinado desde un principio? ... Una niebla oscura y pesada parecía envolverme a medida que me sentía reducir ... No, no podía dejarme arrebatar así... madre, madre, madre...
-¡¡Calpurnia, criatura!!Gracias, Bona Dea, gracias Bona Dea, por devolvérnosla.... -Las lágrimas saladas de Cornelia se mezclaban con el sudor que me empapaba el pelo deshilachado sobre la almohada ¿O eran las de mi padre cuyo rostro, inesperadamente ceniciento, sentía tan cerca?

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